miércoles, 13 de junio de 2012

EL I-CHING



I Ching u Oráculo del Cambio,probablemente el texto más antiguo que la humanidad haya conservado.Su propósito es el de reflejar los cambios que operan constantemente en todos los niveles del universo.A diferencia de otros métodos de consulta, no se limita a pronosticar hechos, abandonándonos ante ellos para que los afrontemos como podamos, sino que, además, revela por qué las cosas son lo que son y lo que se puede hacer al respecto.El I ching ofrece un consejo profundo para actuar de tal manera que podamos hacer frente al porvenir en las mejores condiciones posibles. La decisión final es nuestra; así seguimos siendo los responsables de nuestro destino último.

Existe la creencia de que su creador fue Confucio, hay sin embargo quienes afirman que éste no sería su autor, puesto que él solo usaba la oralidad para transmitir sus enseñanzas. Además de haber generado una polémica entre el Taoísmo y el Confusionismo, es cierto que éste importante libro fue usado por sabios, eruditos y emprendedores chinos.
Sobre ésta técnica se afirma que puede describir la situación de quien lo consulta y predice la  forma de asumir  una posición correcta, es por lo tanto un libro moral, cosmológico y filosófico que involucra una serie de principios de quien la practica como el silencio, la meditación, la sabiduría y la capacidad de discurrir puesto que ésta herramienta brinda formas positivas y negativas de actuar frente a un acontecimiento dado o próximo a ocurrir.
Aunque complejo, éste procedimiento es importante ya que brinda la posibilidad de encontrar respuestas en tu interior. Hoy en día podemos acceder a través de muchas formas a esta tradicional práctica

 LA FORMULACIÓN DE LA PREGUNTA:

El I Ching se basa en el principio de las mutaciones. Por eso una pregunta del tipo "¿Carlos me ama?" no podrá tener nunca una respuesta total. Quizás convenga más preguntar: "¿Qué giro dará a mi vida mi encuentro con Carlos?".Si queremos consultar el oráculo para problemas del trabajo, sería un error preguntar: "¿Debo hacer esto o lo otro?"; conviene partir la pregunta en dos: "Está bien si hago esto?", y luego: "¿Está bien si hago lo otro?", y confrontar ambas respuestas.

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