Las Runas son una de las formas de
adivinación más antigua cuyo origen se remonta a la Edad de Bronce y,
seguramente, a etapas anteriores. Los aguerridos pueblos nórdicos
utilizaron estos símbolos para comunicar y dejar constancia de sus
hazañas pero, más antiguo aún fue su uso mágico y oracular.
¿PARA QUÉ SE UTILIZABAN?
Las
runas vikingas se utilizaron para atraer y proyectar poderosas energías
en la curación y protección, al tiempo que se empleaban como oráculo
para conocer pasado, presente y futuro.
Eran consultadas por reyes,
príncipes y oficiales de las naciones del Nordeste de Europa para tomar
grandes decisiones: acciones en guerras, alianzas, entrevistas,
nombramientos y otras altas medidas políticas y familiares.
También
las empleaban, en monumentos y utensilios de uso ritual, para rendir
tributo a sus deidades y agradecer los resultados de las gestas por
ellos orientadas, a través del mismo oráculo. Según la tradición,
sacerdotes y magos sabios de la región, empleaban signos rúnicos para
elaborar talismanes, conjuros y fórmulas mágicas.
Hacia la Edad
Media, el conocimiento rúnico se difundió por toda el continente y su
uso disminuye, sensiblemente, hacia el siglo XVIII, a causa de la
intervención de la Santa Inquisición y la prohibición de cultos paganos.
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