¿A quién llamamos niños índigo?
Si hacemos un repaso a la historia, nos será fácil encontrar
personajes con mentes privilegiadas, individuos mucho más evolucionados
que sus contemporáneos: Jesucristo, Ludwig van Beethoven, Albert
Einstein y muchos más.
Tiempo atrás podía haber unas pocas personas excepcionales, pero hoy
en día vemos que cada vez hay más niños innovadores, intuitivos, con
talento, capaces de recibir percepciones extrasensoriales y conectados
con su esencia.
Son los denominados niños índigos. Se encuentran en un estado
superior de la evolución humana y están llamados a romper los antiguos
esquemas sociales.
Individuos más evolucionados
Este estado superior de la evolución humana se caracteriza por la
conexión entre los dos hemisferios del cerebro a través del córtex. De
esta manera, se activa el hemisferio derecho, que durante milenios ha
sido operante.
Los niños índigos están alejados de la dimensión de la supervivencia,
que trae consigo una competitividad mal entendida, el pasar por encima
del otro para lograr el objetivo propio o unas relaciones de poder
caducas. Son personas más avanzadas mental, ética y espiritualmente.
Están llamados a liderar el cambio hacia una dimensión más altruista,
solidaria y en la que todos sumamos para obtener el beneficio común.
Tipos de niños índigo
Existen diferentes tipos de niños índigos, aunque en este artículo destacaré solo tres.
- Los índigo índigo tienen mucho empuje, son "guerreros y revolucionarios". Son los que dijeron "no" a lo antiguo. Aparecieron a principios del siglo XX y nacieron muchos más a partir de la segunda mitad del siglo pasado.
- Los índigo cristal son de finales de los años noventa. Son niños sensibles, con talentos creativos y tienen integrados valores como la paz, el equilibrio y la unión.
- Los índigo arco iris integran las dos corrientes: la fuerza y la sensibilidad. La mayoría de los niños que han nacido en este siglo son índigo arco iris y son los que están llamados a hacer el cambio en la humanidad.
Todos son personas íntegras y ya de pequeños distinguen claramente
entre el bien y el mal. A menudo se sienten mal porque se encuentran en
una sociedad anticuada para su nivel de evolución. Han venido en un acto
de generalidad para hacer el cambio en el mundo.
Un desafío para los padres
Los padres tienen un desafío con la educación de los niños índigo. No
se creen lo que los adultos les dicen en palabras porque van más allá y
captan lo que el adulto siente.
Cuando los padres le dicen "quédate aquí quieto y te compraré un
chocolate", ellos son capaces de interpretar "estoy molestando a mis
padres y por eso quieren que me esté quieto". De pequeños no saben
gestionar estas circunstancias y las reciben como impactos emocionales
negativos. Tampoco soportan las imposiciones.
Nunca hacen las cosas porque sí. Solo desde el diálogo son capaces de
aceptar lo que les piden las personas mayores, aunque ellos no estén de
acuerdo y piensen que las ideas de sus padres son anticuadas. Tampoco
aceptan las mentiras.
Un reto para el sistema educativo
Los niños índigo son también un reto para el sistema educativo. Los
niños sensibles y cariñosos se sienten mal si el maestro grita. Teniendo
tan arraigado el sentido de la justicia, tampoco saben encajar que el
profesor castigue a toda la clase.
Salen a la defensa de los compañeros de clase cuando ven que alguien
se mete con ellos. Les duele oír críticas hacia los demás puesto que son
personas altruistas.
Todas estas circunstancias les provocan bloqueos. En el caso de los
niños movidos, obligados a estar sentados durante horas en el pupitre,
los bloqueos se pueden manifestar en forma de trastornos de déficit de
atención e hiperactividad (TDAH). En el caso de los niños calmados, se
vuelven introvertidos y pueden desarrollar bloqueos de comunicación.
El necesario cambio de mentalidad en los educadores
Los educadores se encuentran con que los contenido impartidos ya no
interesan a la mayoría de los alumnos. El reto del sistema educativo es
enseñar a los niños a conectar con su esencia. Solo de esta manera
desarrollarán su talento natural y serán capaces de reinventarlo todo.
Es importante separar los niños movidos de los calmados en aulas
diferentes durante la primera infancia. Los grupos de estudiantes
homogéneos permitirán que los alumnos desarrollen aquellas aptitudes que
les son afines y refuercen su autoestima.
Los niños movidos inventarán nuevos juegos y serán felices haciendo
construcciones. Los alumnos tranquilos podrán dar rienda suelta a su
creatividad y destacar en actividades artísticas como la música o en
pintura.
A partir de los 10 años, cuando su personalidad ya está reafirmada,
es el momento de mezclarlos en una misma clase. Conectando con su
esencia y desarrollando sus aptitudes afines, la persona puede mostrarse
como realmente es y llevar una vida plena.
Es un primer paso imprescindible para avanzar hacia un mundo menos
materialista, menos competitivo, más colaborativo, más altruista y más
solidario.
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